El pináculo del éxito

En el articulo anterior comentamos que los dueños de negocios quieren que sus empresas siempre estén posicionadas en la parte más alta del ciclo (el Pináculo del Éxito), sin embargo, cuando las empresas se vuelven demasiado dependientes de los procesos y políticas y empiezan a sentir “aversión” al riesgo y a la innovación, entran en un proceso de declive y se alejan de esa posición privilegiada. 


Existen tres etapas de declive de una empresa:

  1. La banda sin fin: Las políticas y procesos se apoderan de las operaciones, se inhiben los procesos de innovación y se empieza a dar una aversión al riesgo. Hay una sensación de movimiento, pero en realidad, no se llega a ningún lado.
  2.  La gran zanja: Los procesos y las tareas administrativas se vuelven más importantes que la acción y los resultados. Esta etapa es muy peligrosa porque la organización pierde el sentido de auto-diagnóstico. En lugar de enfocarse en el cliente, la administración se enfoca en seguir utilizando los metódos probados y la frase: “es la forma en que siempre se ha hecho”, se vuelve parte del día a día.
  3.  La respiración final: Es la etapa final del ciclo de vida de un negocio. Se han probado todos los metódos disponibles para rescatar a la empresa y sus días finales están muy cerca. Los recursos financieros se han agotado, tecnológicamente la empresa se vuelve obsoleta e irrelevante y ha perdido la mayoría de sus clientes.

Cuando las cosas llegan a este nivel, ya no hay mucho que hacer. Todo lo que se pudo haber hecho debió pasar en las dos etapas anteriores, en “la banda sin fin” o en “la gran zanja”.  El siguiente paso es vender la empresa a un precio muy bajo o liquidar lo que se pueda rescatar.

¿Cómo llegar y mantenerse en el Pináculo del Éxito?

Hay que salir de la etapa de “Aguas bravas”. Para que esto suceda, lo primero que la administración necesita hacer es: “reconocer y actuar sobre la necesidad de implementar sistemas y procesos que permitan a la organización primero estabilizarse, y despúes escalar (hacer crecer) sus operaciones de forma eficiente”.

Una vez aquí, surgen las siguientes preguntas: ¿en cuáles sistemas y procesos deberiamos enfocarnos? ¿cuáles son los más importantes? ¿cuáles nos ayudaran a hacer más rápida la transición? Y una muy importante: ¿cuándo y hasta donde hay que parar para evitar el caer en la etapa de la “banda sin fin”?  Como cada empresa es diferente, la respuesta a cada una de las preguntas es diferente, sin embargo, en todos los casos, hay que empezar con lo obvio y lo básico, dependiendo de la empresa y, lo más importante, para hacer que todo funcione, hay que establecer los sistemas y procesos que no son solo especifícos  y únicos para cada empresa sino aquellos que cada organización necesite para alcanzar su objetivo, el Pináculo del Éxito.

Manejo de la complejidad

Al alcanzar el Pináculo del Éxito, nos encontramos con un problema adyacente: manejar la complejidad. Este escenario es más  complicado: más clientes, más productos, menos transparencia, y más complejidad. Aquí la pregunta que tenemos que hacernos es: ¿Qué cambios provoca la complejidad? ¿Comó cambia la administración de una organización compleja, comparada con la de una más simple?

Aquellos que tienen o han tenido la posibilidad de administrar una organización compleja seguramente conocen la respuesta: la toma de decisiones. En este tipo de organización es más díficil tomar y ejecutar decisiones.

En la etapa anterior (Aguas bravas), la toma de decisiones empezó a hacerse más compleja, tomando más tiempo e involucrando más personas y, seguramente, en muchas ocasiones se quedaron decisiones sin ser implementadas.

Una de las claves para moverse exitosamente hacía el Pináculo del Éxito estriba en desarrollar los procesos y sistemas para formar la estructura de toma y ejecución de decisiones que trabaje bajo esta nueva etapa de complejidad de la empresa.

En Nordbiz, nuestros socios han desarrollado y puesto en práctica diferentes sistemas y procesos personalizados, de acuerdo a las necesidades de las empresas, para apoyar a la organización en la creación de equipos de alto rendimiento y la consecución de su meta principal: Maximizar sus utilidades. • 


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